Para muchos todavía es difícil reconocer que ya pasaron 20 años desde que veíamos a Britney vestida de rojo cantando Oops!...I Did It Again, mientras los afiches de los Backstreet Boys plagaban las paredes de muchas habitaciones. Pero esa es la verdad, han transcurrido dos décadas desde aquellos años de adolescencia y ahora, con por lo menos 30 años de edad, toda una generación vive mirando al pasado.
La nostalgia, esa tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida se ha vuelto muy rentable para la industria de este tiempo. Mientras las generaciones del pasado soñaban al imaginar un futuro tecnológico de carros voladores, los millennials se aferran con fuerza a las dichas de un pasado mejor. O al menos de un pasado romantizado como mejor.
Vender nostalgia es una tendencia que los mercados están aprovechando al máximo. La revista Forbes ya lo presentó hace algún tiempo, al encontrar que el mercadeo se alinea de forma muy clara con las emociones en casi todos los segmentos de población. Sin embargo, en el caso de los y las millennials es particularmente exitoso. Desde las marcas de cereal, la ropa, los cortes de pelo, los tintes, hasta los íconos de la infancia y la adolescencia, esta generación está dispuesta a consumir sin mucha prevención todo lo que represente memorias culturales positivas y genere algo de bienestar.
Sobre este tema hay mucho qué decir, pero ahora, a raíz de esta colaboración entre artistas icónicos de los 2000 como lo son Britney y la boy band más famosa de las últimas décadas, veremos cómo se comportarán los potenciales consumidores de un trabajo esperado por tanto tiempo.
La canción Matches fue lanzada este 10 de diciembre y tiene un aire discotequero. En sus 2 minutos y 51 segundos, las voces de los artistas se mezclan en una canción menos emocional de lo que se especulaba y con un registro alto de autotune. Matches hace parte del álbum reeditado de Britney Spears, Glory.
No se puede olvidar que hace solo algunos días Britney libraba una batalla legal contra su papá y tutor legal desde 2008. Por el momento, las decisiones de la artista siguen bajo tutela de Jamie Spears, mientras su carrera musical trata de mantenerse vigente.