Para aquellos que tienen este paisaje en el horizonte a diario, la belleza del océano puede ser fácilmente olvidada. Su vasta extensión y profundidad pueden hacer que se sienta indestructible. Pero en una nueva exhibición de arte en el hotel Quin en Manhattan, Estados Unidos, titulada El arte del mar, recordarmos su misteriosa magnificencia, una que es delicada y que debe ser respetada. La exhibición, que está compuesta por obras de fotografía, video, collage y serigrafía, es una combinación de siete artistas locales e internacionales y estar allí se siente como estar en el centro del surreal, aunque real, mundo submarino.
Entre la gran cantidad de sorprendentes piezas, una instalación de video de 4.5 metros de Dan Balilty en el lobby logra sobresalir. “Tomó un acuario lleno de agua, lo filmó en movimiento y lo separó en diferentes piezas” explica el co-curador DK Johnston. “Se filmó a 1.200 cuadros por segundo, pero se desaceleró y se emitió a 24 cuadros por segundo. Es un bucle de 20 minutos. Eso marca el tono en la habitación y las otras obras encajan perfectamente en esa narrativa, esa cualidad etérea del agua que se agita a su alrededor”.
La co-curadora Nicole Laniello está haciendo una maestría en negocios de arte en el instituto de arte Sothebys, y también es surfista. Ella dice: “El agua es muy curativa para mí. Es un espacio de meditación”. Su amor por el océano inspiró el tema de la exhibición. “Quería curar un espectáculo que, primero, capturara el movimiento del agua. El trabajo de cada fotógrafo me habla de la forma en que capturan y muestran el agua. Y segundo, quería devolver algo a un espacio tan curativo para mí, que es el océano y al surf”.
Cortesía de Michael Dweck.
El hotel Quin se asoció con la Fundación Surfrider para El arte del mar, y una parte de las ganancias se donará a la organización. Johnston dice: “En el área de Nueva York, especialmente en Rockaways —la playa urbana más larga de la ciudad—, están haciendo grandes cosas y la organización está realmente bien movilizada”. Además de recaudar fondos, Johnston y Laniello esperan que la exhibición ayude a crear conciencia sobre los efectos del calentamiento global en los océanos y la necesidad de que las comunidades costeras se adapten al cambio climático.
Cortesía de Michael Didonna.
A parte del tema oceánico, las obras están unidas por la evidente pasión de los artistas por las naturaleza. La fotógrafa Delphine Diallo, por ejemplo, es una artista visual senegalesa-francesa residente en Brooklyn, Nueva York. Viaja por el mundo como parte de su trabajo para empoderar mujeres y niños para las Naciones Unidas y varias organizaciones sin ánimo de lucro, y usualmente toma fotos de los entornos naturales que encuentra en el camino. Tomó la imagen titulada “El tigre y el agua”, —una imagen en blanco y negro que captura al feroz felino descansando vulnerable y sin molestias— mientras viajaba por Tailandia, y considera la fotografía un accidente afortunado. “Tenían un lugar enorme, mostrando el tigre a los turistas. Realmente, el tigre estaba en una piscina enorme. Pudimos estar muy cerca de él. Me armé de coraje y tomé una foto muy cercana desde esa perspectiva”. La imagen resultante le parece espiritual, y su propósito es despertar la conciencia de las personas a través de la fotografía. Con la fotografía, ella dice: “Puedes tocar a las personas inmediatamente. Es una experiencia muy gratificante dar amor a otros. No necesitas estar ahí. Ellos ven el trabajo y pueden sentir la misma emoción que experimentaste al tomar la foto”.
El fotógrafo Adam Guy dice: “Crecí haciendo surf [en la costa norte de Kauai, Hawai] desde que pude caminar. Siempre he estado conectado con el agua y el océano —buceando, pescando y surfeando desde niño”. Siempre le ha gustado estar bajo el agua, así que cuando comenzó a tomar fotos hace 15 años, llevó su cámara al agua con él. “Surfeaba con una cámara, la sostenía detrás de la gente y hacía toda clase de locuras. Entonces, los drones salieron y empecé a usarlos. Me encanta la perspectiva descendente sobre el agua. Tiene una sensación de meditación”.
Cortesía de Dan Balilty
El fotógrafo Michael Dweck captura su conexión con el agua al otro lado de los Estados Unidos. Su serie Sirenas incluye imágenes de hijas de pescadores de cangrejos en Florida, que son introducidas al agua a los pocos meses de edad. Dweck dice: “Este es el mundo en el que se criaron, es donde están más cómodas. Es un lugar hermoso, y eso es lo que quería capturar —su mundo. Se trataba del escapismo, algo muy privado, muy íntimo. Todo mi trabajo es sobre mundos al borde de la extinción”. Con cada uno de sus proyectos, identifica una manera de tener un impacto positivo en las personas y lugares que retrata. (En su libro de los surfistas de Montauk, por ejemplo, benefició a las fundaciones Surfider y Oceana). Este elemento de retribución ayuda al público a establecer conexiones más sólidas con estas comunidades, y con su trabajo. “Los sumerjo en este mundo a través de la belleza. Les muestro lo maravilloso que es y luego les pido que lo conserven”.
Cortesía de Delphine Diallo.
Sin duda, los artistas que forman parte de El arte del mar pueden preservar cómo se veía el mar en un instante en el tiempo desde un lugar en la tierra, pero proteger estos vastos ecosistemas es un desafío mucho mayor. En las imágenes que rodean a los espectadores en el hotel Quin, se puede sentir la brisa y la marea alta antes de estrellarse contra las rocas. Las olas siguen llegando, pero también lo hacen las amenazas medioambientales. Un informe en la página web de Surfider explica cómo el cambio climático afecta los océanos, las zonas costeras y la vida marina. El aumento del nivel del mar y las tormentas costeras que son cada vez más poderosas, desplazan los humedales, inundando y causando mayor erosión. La contaminación de los combustibles fósiles está cambiando la química del océano, poniendo en peligro los ecosistemas marinos. Los humanos hemos causado estos problemas, y Surfrider cree que también tenemos el poder para resolverlos, pero debemos comenzar por tomarlos en serio. El arte del mar es visualmente impresionante, y también es un llamado a la acción. Ojalá que el impacto de esta exposición sea tan profundo y dinámico como el océano mismo.
Cortesía de Adam Guy.