Cuando era una niña se esperaba que jugara con juguetes de niñas como muñecas y caballos, pero yo también disfrutaba jugando con los juguetes de niños como carros de carreras y figuras de acción. En mi adultez, cuando los juguetes sexuales se convirtieron en mis preferidos encontré que no había mucho margen de maniobra: los que estaban diseñados para mi cuerpo eran rosa o púrpura, a menudo con fotos de mujer en lencería sexy en la portada.
En los últimos años se han empezado a ofrecer, o a marcar los que ya estaban en el mercado, como de género neutral. Supermercados como Target, en Estados Unidos, removió carteles que clasificaban géneros en su sección de niños, Amazon ya no usa filtros de género para sus listados de juguetes y la tienda de Disney dejó de clasificar disfraces como de niño o niña. Sin embargo, aún hay un producto que se mantiene con género: los juguetes sexuales. Muchas empresas dedicadas a su fabricación siguen asumiendo que ciertos juguetes están hechos para algunos cuerpos e identidades. Lentamente se está haciendo un cambio y, en el proceso, están cambiando lo que pensamos sobre sexo, género y placer.
Carol Queen, sexóloga residente para la sex shop feminista Good Vibrations, dice que sus clientes han expresado su deseo por tener juguetes que no estén clasificados por género. Algunos de estos clientes están entre la creciente comunidad trans y no binaria. Un estudio reciente del Williams Institute de la UCLA encontró que el porcentaje estimado de adultos en los Estados Unidos que se identifican como transgénero han doblado la cifra de la década pasada. Estas personas se pueden sentir excluidas por juguetes que vienen en bolsas rosas adornadas con fotos de mujeres solo porque están diseñadas para vulvas.
“Clasificar juguetes por género hace que los vendedores puedan hacer suposiciones sobre el cliente en relación con su género”, dice Ambrose Heffner, un hombre trans. “Si los separas por su función haces que el poder recaiga en los compradores para juzgar y hacer sus propias decisiones con respecto a su cuerpo y su sexualidad”.
La clasificación restrictiva afecta a los compradores cisgénero también. “ A nuestras clientes cis les ha disgustado las ‘mujeres porno’ en las cajas porque se les vende una imagen de cómo se supone que se ve una mujer junto el vibrador”, explica Queen. Los juguetes de género neutral parecen atraer a gente que quiere experimentar nuevas sensaciones pero que se sienten intimidadas por productos marcados para un público demográfico diferente. “Hay muchos hombres allá afuera que se pueden beneficiar al usar juguetes marcados para mujeres, pero no los compran por ser rosados o diseñados para parecer un pene realista”, dice Daniel Saynt, fundador de la agencia NSFW Creative.
Para satisfacer las demandas de sus clientes, las marcas están adaptando los colores, diseños y empaques para un rango más amplio de compradores. En los últimos años, Lovense ha lanzado al menos dos juguetes, la varita vibradora Domi y el plug anal vibrador Hush, exclusivamente en negro, un contraste a sus parejas lanzadas en 2013: un vibrador rosado llamado Nora y una manga de masturbación blanca llamada Max. El vendedor de juguetes anales b-Vibe ofrece la mayoría de sus productos en negro y la marca para el bienestar sexual, Maude, ofrece un masajeador personal gris llamado Vibe. Dame Products, que ha lanzado un par de vibradores Eva para cerrar la brecha entre mujeres y hombres, ahora marca sus productos como ayudas sexuales para personas con vulva.
Algunas compañías incluso han diseñado productos para que trabajen en una variedad de cuerpos. El vibrador de MysteryVibe se dobla y gira de diferentes formas para estimular múltiples partes del cuerpo. Los clientes han apreciado el vibrador, de acuerdo con MysteryVibe, el juguete ha doblado las ventas de la compañía entre 2016 y 2018, porque ellos dicen que pueden usarlo en sus parejas también sin importar cómo se identifiquen. “El hecho de que puedas tener un producto multipropósito, totalmente adaptable ayuda a cambiar la concepción de que necesitas el juguete adecuado para una región específica y permite que el usuario sea más creativo y comprometido con el sexo en general”, dice el jefe de marketing Dominnique Karetsos.
El vibrador de Lelo, que se transforma de vibrador del conejo a anillo para el pene, masajeador de próstata y más, ha recaudado más de un millón de dólares en su primer año, de acuerdo con Stu Nugent, experto de la compañía. A los compradores les gusta que no sea evidente que sean de género neutro. “Muchos de nuestros clientes no binarios no quieren el recuerdo del género a cada momento”.
No solo los fabricantes de juguetes sexuales se suben al tren del género neutro; algunas tiendas online, incluyendo Wild Flower, Spectrum Boutique y Vibrant, evitan agrupar productos por género o mencionar el género en las descripciones. “Wild Flower ha crecido cinco veces su tamaño tan solo en el último año. Basados en los comentarios de nuestros clientes, mucho de ese crecimiento es en parte por lo accesible que se volvieron los juguetes sexuales una vez le removimos el género a los productos”, dice Amy Boyajian, cofundadora y CEO de Wild Flower. “Los compradores están obteniendo productos que ellos desean fácilmente mientras se introducen a otras opciones”. Boyajian también mencionó que los juguetes sexuales actúan en contra del Pink Tax, o impuesto rosa, el impuesto con el que se gravan los productos femeninos.
Muchos de los vendedores evitan etiquetas como “juguetes sexuales para mujeres” y “juguetes sexuales para hombres” en sus letreros y conversaciones con clientes, dice Lynn Comella, autor de Vibrator Nation: How Feminist Sex-Toy Stores Changes the Business of Pleasure. “Algunas de las conversaciones más interesantes que he tenido con vendedores y compradores de juguetes sexuales han sido sobre la fluidez de género y abrir cajas que no debían estar allí”, comenta Comella.
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Quizás algún día sea común pensar que los juguetes sexuales son para cualquiera, sin importar el género, como la ropa o los juguetes para niños.
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Aunque la etiqueta de género neutro atraiga a menudo a una base de clientes más amplia, muchos, sino todos, los juguetes originalmente hechos para un género ya son de género neutro. Lelo, por ejemplo, dice que inicialmente marcaron a Mona como un masajeador del punto G, pero hubo una subida en las ventas luego de promocionarlos como un masajeador de próstata. "Si bien es posible hacer un juguete sexual versátil y expresar todo de manera vaga, para evitar hacer suposiciones o dictar cómo se debe usar un producto, a veces también tienes que decir directamente: 'Oye, intenta ponerte esto directamente en el trasero'", dice Nugent.
La evolución continúa. Los primeros juguetes de género neutro tenían bases genéricas con apegos masculinos y femeninos, pero a medida que más personas se salgan del espectro del binarismo del género, las marcas se irán acomodando a una gama más amplia de identidades. "Puedes vender un juguete de género neutro a un mercado más grande que un juguete marcado por género, así que hay más oportunidades de ganar dinero", dice Lieberman.
Quizás algún día sea común pensar que los juguetes sexuales son para cualquiera, sin importar el género, como la ropa o los juguetes para niños independientemente de su anatomía o identidad. Personalmente, la oportunidad de usar juguetes sexuales neutrales me ha ayudado a sentirme más libre para forjar mi propia identidad, al igual que la capacidad de jugar con dinosaurios cuando era niña.