Dicen que el orgasmo masculino es simple. “Dicen” se refiere a la sociedad en general, para la que los genitales masculinos son un joystick, con un saco decorativo, al que solo hace falta sacudir un poquito. El orgasmo femenino parece tener muchos matices, ya que los genitales femeninos son internos y es más difícil saber exáctamente qué está sucediendo ahí. En comparación, probablemente, como los genitales masculinos son exteriores y por tanto la eyaculación es un proceso que puede ser observado, todo parece simple.
Pero el orgasmo masculino no es simple ni tampoco es sencillo de abordar, como evidencia el creciente número de estudios que han llegado a la conclusión de que cada vez más y más hombres, no solo tienen problemas para alcanzar el orgasmo, sino también para lograr y mantener una erección. “Vemos muchos hombres para quienes las erecciones y los orgasmos no son para nada simples”, le cuenta a Playboy Rosara Torrisi, sexóloga y directora del Instituto de Long Island de terapia sexual en Nueva York. “El placer sexual para los hombres es tan complejo como para las mujeres”.
Los mensajes que la sociedad le envía a los hombres son, probablemente, la principal contribución a los numerosos factores que afectan su sexualidad. La noción presupuesta de que los hombres siempre están listos y dispuestos para el sexo es completamente falsa. La misma conjetura funciona para la creencia de que los hombres son seres no emocionales. Estas incongruencias entre los supuestos culturales y las experiencias reales son la causa de muchas dificultades en las experiencias sexuales.
Debido al impacto de este mensaje repetido, los hombres se mantienen en silencio sobre sus problemas sexuales y complican situaciones que en muchos casos tendrían una solución simple. Pero se nos enseña a ser fuertes y estoicos, por lo tanto cualquier admisión de vulnerabilidad nos avergüenza, o nos hace sentir débiles. “Nuestra cultura asigna un gran valor a la masculinidad, la virilidad y el aguante sexual”, dice a Playboy Kimberly Rensick Anderson, terapeuta sexual certificada y profesora asistente de psiquiatría en la Escuela de Medicina de UCLA. “Esto hace parte de un problema cultural más grande que considera el sexo como un tabú vergonzoso, algo de lo que los hombres típicamente no hablan (a menos que estén presumiendo hazañas con sus amigos)”.
Los hombres a los que trata Anderson están especialmente agradecidos y aliviados de tener un lugar seguro para discutir su sexualidad. Gracias a la vergüenza social, muchos no se dan cuenta de que hay tratamientos efectivos disponibles para ellos. Basándose en las experiencias de su práctica clínica, Anderson cita tres de las principales razones por las que los hombres desarrollan dificultad para alcanzar el orgasmo.
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Durante la masturbación los hombres pueden controlar la velocidad, la presión y la intensidad. No importa qué tan estrecha sea una mujer, un hombre nunca podrán tener ese tipo de control con una vagina.
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La primera y la más obvia, el atractivo, el anonimato, y el fácil acceso a la pornografía. “Muchos de mis clientes prefieren masturbarse a tener sexo con su pareja”, comienza. “‘La mujer en el video nunca se va a reír de mí o a reclamar. Puedo ver lo que quiera, especialmente cosas que mi esposa no haría’, son el tipo de cosas que escucho regularmente de mis pacientes”.
El problema, dice, es que muchos de estos hombres se vuelven dependientes de su mano para correrse. Durante la masturbación, los hombres pueden controlar la velocidad, la presión y la intensidad. No importa qué tan estrecha sea una mujer, un hombre nunca podrán tener ese tipo de control con una vagina. “Una consecuencia del problema del porno es que algunos hombres no se excitan lo suficiente con el sexo convencional”, dice. “Necesitan más estimulación para poder alcanzar el clímax. Se vuelven insensibles al material erótico, de la misma manera en que la gente desarrolla una mayor tolerancia al alcohol. Si un hombre se masturba 10 veces a la semana con pornografía diversa y explícita, puede que luego no le quede mucho que darle a su novia (aparentemente) aburrida y mojigata”.
El segundo mayor contribuidor a este problema se da cuando el “libreto erótico” de un hombre no se corresponde con el comportamiento o el contexto de la interacción real. “Si un hombre homoerótico y se casa con una mujer para tener un estilo de vida convencional, puede que no sea capaz de llegar al orgasmo, porque de hecho se excita con penes”, menciona Anderson. “O si un hombre con disforia de género está teniendo sexo con una mujer, puede que no alcance el clímax porque desearía ser la mujer siendo penetrada”. De la misma manera, si un hombre tiene fantasías intensas de violación, es posible que no logre eyacular si esto se convierte casi que en un requisito. Es angustiante para estos hombres tener “libretos sexuales” tan limitados, aunque en su mayoría quisiera poder responder al rango convencional de estímulos y comportamientos.
La tercera razón más común por la que un hombre no pueden tener un orgasmo son los efectos secundarios de ciertos medicamentos, específicamente una clase de antidepresivos llamados ISRS.
“No poder rendir con alguien me hace sentir avergonzado, como si hubiese fallado, especialmente en el mundo gay”, Andrew, de 43 años, nos comparte. “Preocuparme por no poder hacerlo bien me crea una situación en la que me quedo pensando y no disfruto del momento. Esto me ha hecho creer que no merezco que alguien me ame”. La infortunada realidad de la historia de Andrew, es que esta no es una situación poco común, sin importar la orientación sexual.
La narrativa establece que los hombres no tienen problemas sexuales más allá de lograr convencer a sus parejas de que tengan más sexo. Esto es contrario a la experiencia real de muchos hombres, pero el mensaje es tan prevalente que si alguien cree no encajar con él, no va a decirlo por miedo a que su masculinidad y su persona sean cuestionados. A pesar de esto, Anderson cree que recientemente se ha vuelto más común que los hombres discutan este tipo de problemas con sus médicos mientras se sigue trabajando para abrir puertas a la comunicación. “Es muy importante que los proveedores de salud tengan habilidades para hablar con los hombres de temas relacionados con la salud sexual sin continuar promoviendo mensajes negativos sobre la sexualidad masculina”.
El momento correcto (y si es correcto) buscar ayuda sobre un problema sexual es una decisión personal. Si no te sientes satisfecho con tu desempeño o tu experiencia sexual, contacta un terapueta sexual certificado para que te ayude. La salud sexual es un derecho humano. Nunca deberías avergonzarte de querer estar sexualmente satisfecho.