La casa de papel fue un boom que ni su propio creador esperaba. El director y escritor español Álex Pina se convirtió en un fenómeno de las series televisivas por su gran capacidad de storytelling y su facilidad para crear personajes simpáticos, malévolos y empáticos con el público. El thriller parece insuperable en números y trascendencia en la cultura popular, pero Pina lo quiere intentar con White Lines, su nuevo proyecto junto a Netflix y Left Bank Pictures.
Su nueva trama también utiliza la fragmentación temporal y la comedia negra como dos grandísimos pilares en la narración. Saltamos de 1996 a 2020, y de Mánchester a Ibiza. La protagonista es Zoe Collins (la elegante y sobria Laura Haddock), una bibliotecaria inglesa que viaja a Ibiza para reconocer el cuerpo de su hermano Axel (Tom Rhys Harries), quien desapareció hace más de 20 años. El sueño de Axel era ser un DJ reconocido mundialmente, y lo estaba logrando, pero alguien se interpuso en el camino y lo asesinó. El cuerpo del hermano de Zoe es encontrado en unas tierras de Almería de una familia multimillonaria, los Calafat, que casualmente también conoció y compartió con Axel.
Zoe tiene una misión y no se irá de la isla hasta cumplirla: encontrar la verdad detrás de la muerte de su hermano. Y aunque tiene la voluntad para lograrlo, es obligada a sumergirse en un mundo de hedonismo, drogas, fiesta y sexo, el mismo ambiente en el que se movía Axel y el mismo ambiente donde se siguen moviendo los amigos de su hermano.
Los personajes, como Kika (Marta Milans), Boxer (Nuno Lopes), Marcus (Daniel Mays) y Oriol (Juan Diego Botto), tienen esa misma tendencia de las producciones de Pina: son impredecibles y no tienen límites. De a poco, empujarán a Zoe a descubrir pistas y a descubrirse a sí misma, en una vida completamente ajena a su realidad; un matrimonio feliz en Mánchester, un trabajo estable, un proyecto familiar a futuro y una hija de 15 años.
El choque cultural entre españoles e ingleses es interesante, no solo en el equipo de producción sino también en el reparto de actores. A veces las actuaciones se pueden ver forzadas y difíciles de concebir, pero desde el cuarto capítulo es más fácil engancharse a la historia de “quién cometió el crimen” y las preguntas que tenemos se empiezan a resolver. Darle tiempo a White Lines es importante para seguir en el ruedo.
White Lines se estrenó el pasado viernes, 15 de mayo, y cuenta con 10 capítulos, cada uno de 50 minutos. Ya está disponible en Netflix.